Los múltiples desafíos que condicionan los primeros pasos de Silvina Batakis

El ciclo de la ministra comenzó con un mercado que apuesta a la devaluación. Los pronósticos apuntan a una inflación cada vez más alta. El FMI también le marca la agenda en público.

Economía09/07/2022
Batakis II
Batakis II

Es estrecho el desfiladero por el que Silvina Batakis da sus primeros pasos en el Ministerio de Economía. El camino es angosto y está rodeado de amenazas. Las cuentas públicas en déficit, un mercado renuente a prestarle el dinero que necesita para equilibrarlas, una ostensible falta de reservas en divisas que ya está frenando las importaciones y los visibles condicionamientos del Fondo Monetario Internacional son algunas de ellas.

La desconfianza de los agentes económicos se palpa en los números clave que entrega el dólar, un termómetro visible incluso por los ciudadanos de a pie. El dólar blue subió un 13% en una semana y terminó a 273 pesos, mientras que las cotizaciones bursátiles (CCL y MEP, las que usan las empresas cuando no tienen acceso al mercado oficial) arañaron los 300 pesos.

La mirada hacia el futuro también es pesimista. El viernes se publicó el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) que el Banco Central elabora en base a una encuesta entre entidades financieras, consultoras y centros de estudio. Allí volvieron a subir las previsiones sobre inflación, que fueron situadas en el 76% para todo el año (3,4 puntos porcentuales más que en el relevamiento del mes anterior) y en el 64,6% para 2023. Además, anticiparon un virtual estancamiento del PBI: subiría 3,2% en todo el año gracias al arrastre estadístico de la recuperación de 2021, pero se prevén caídas en los próximos dos trimestres.

Los agoreros pronósticos se basan, entre otras razones, en el disloque provocado por la guerra en Ucrania, que disparó el costo de la energía que Argentina debe importar y también el precio de los alimentos, potenciado por la decisión del gobierno de no aplicar retenciones para desvincularlo de los valores internacionales. “Este shock alteró tanto cualitativa como cuantitativamente la naturaleza del escenario: lejos de percibirse como transitoria, la aceleración inflacionaria desancló las expectativas de los agentes económicos. La activación de mecanismos indexatorios más elevados y frecuentes se vio con claridad en las negociaciones paritarias, pero también en la dinámica de remarcaciones”, señaló un informe de la consultora Ecolatina.

Problemas a la vista

Los problemas, además, llegaron a las góndolas de los supermercados, a la vista de todos los consumidores. Muchos estantes quedaron vacíos y un informe oficial del Ministerio de Producción bonaerense alertó que “se vuelven a registrar problemas en el abastecimiento de los productos de la canasta de alimentos, bebidas, higiene personal y limpieza” en las principales cadenas de ventas. Los Precios Cuidados estuvieron en terapia intensiva y la Secretaría de Comercio Interior renovó el programa el jueves, apenas unas horas antes de su vencimiento, con un lote de productos más chico y una actualización mayor.

Desde la Confederación General de Almaceneros dijeron que en ese ínterin llovieron las listas de precios nuevas y que algunas tuvieron ajustes de hasta 40%, como en el caso de papel higiénico y servilletas.

En ese contexto y con un respaldo político todavía difuso, sin que esté bien en claro el rumbo que tomará el presidente Alberto Fernández ni la solidez de su alianza con Cristina Kirchner y Sergio Massa, la nueva ministra se tomó casi cinco días para completar su equipo económico. Karina Angeletti fue designada secretaria de Política Económica y en los hechos virtual viceministra; Martín Di Bella en Hacienda, Eduardo Setti en Finanzas y Martín Pollera en Comercio Interior. En Energía seguirá Darío Martínez y Sergio Chodos continuará representando al país en el Fondo Monetario Internacional.

La relación con ese organismo y el programa económico suscripto en marzo, a su vez imprescindible para poder cumplir el anterior firmado por el macrismo en 2018, son los elementos que condicionan todavía más el margen de acción de Batakis. En una de sus primeras definiciones públicas dijo que “habría algunas modificaciones en las metas trimestrales”. Sin embargo, hasta donde se sabe, en la posterior conversación con las autoridades del Fondo, ese planteo no se realizó. Más aún, fue la directora gerente del organismo, Kristalina Georgieva, la que primereó la comunicación sobre lo conversado.

“Ella (por Batakis) se comprometió con los objetivos del programa y se comprometió a trabajar con el Fondo de forma constructiva para lograr estos objetivos. La ministra entiende el propósito de la disciplina fiscal y también entiende que si se quiere ayudar a los pobres no puede ser en condiciones de inflación galopante”, dijo Georgieva, en un virtual emplazamiento a cumplir con los preceptos del organismo.

De las tres metas prioritarias que el FMI viene monitoreando, la que más lo preocupa es el de la lluvia de pesos que está volcando el Banco Central, tanto para asistir al Tesoro como para sostener el valor de los bonos en pesos (ver aparte). En la visión ortodoxa del Fondo, más pesos en la calle significan más aumentos de precios. Por eso Georgieva usó los términos “disciplina fiscal” e “inflación galopante” al resumir el diálogo con Batakis.

Pedidos de devaluación

En Washington hay profunda preocupación por la suerte que correrá el programa. El viernes hubo una reunión (que fue “informal”, según la descripción de la agencia Reuters) entre el directorio de la entidad y el staff técnico que sigue el caso argentino. En la ocasión, Ilan Goldfajn y Julie Kozack dijeron que estaban esperando que Batakis completara su equipo para fijar la fecha de revisión de las metas del segundo trimestre: la auditoría podría tener lugar hacia la última semana de este mes y principios de agosto.

En la reunión también se trató la crítica situación de los mercados de bonos, algunos de los cuales cotizan en torno al 20% de su valor nominal.

El tema desató un feroz lobby de los acreedores que participaron del canje de títulos de 2020. Una de las agrupaciones de bonistas, la Argentine Exchange Bondholders, emitió una declaración pronosticando que “el Banco Central nunca acumulará reservas intentando comprar dólares a un valor al que nadie se los vendería”. También pidió expresamente una devaluación: “Con un tipo de cambio libre, Argentina tendrá todos los incentivos para ganar dólares en el extranjero y gastarlos en el mercado doméstico”. Esa declaración está más vinculada con el dólar CCL a $300 que con el “tipo de cambio oficial al que me siento cómoda” que Batakis defendió en sus primeras declaraciones como ministra. 

 Fuente: Tiempo Argentino