Prevención en invierno: Cómo evitar intoxicaciones por monóxido de carbono

La doctora Laura Blanco, jefa de Atención Primaria de la salud, alertó sobre los riesgos del mal uso de métodos de calefacción y reiteró la importancia de ventilar los ambientes. “Una ventana abierta 10 centímetros puede salvar vidas”, subrayó.

Locales01/07/2025Daiana CoriaDaiana Coria
Laura Blanco - Jefa de atención primaria - Ministerio de Salud
Laura Blanco - Jefa de atención primaria - Ministerio de Salud

Con la llegada del invierno, los métodos caseros para calefaccionar los hogares representan un riesgo que puede ser letal si no se toman las precauciones necesarias. “El monóxido de carbono es un enemigo silencioso”, advirtió la doctora Laura Blanco, jefa de Atención Primaria de la salud de la provincia, al remarcar que este gas “no tiene olor, no tiene color” y agregó que muchas veces sus efectos no se perciben hasta que es demasiado tarde.

En diálogo con radio Elementos, Blanco explicó que el monóxido de carbono “afecta directamente al sistema nervioso central”, lo que genera síntomas como “dolor de cabeza, mareos, náuseas o vómitos”. En los casos más graves, puede provocar la muerte sin que la persona llegue a darse cuenta de lo que está ocurriendo.

“Una medida de prevención muy importante que tenemos que tenerla siempre en cuenta es la ventilación de los ambientes”, sostuvo, y añadió que: “Siempre tener abierta una ventana 10 centímetros, eso es lo que se estipula como medida preventiva. Nos ayuda a prevenir un montón de situaciones que son lamentables”.

La médica también llamó a reflexionar sobre algunas costumbres arraigadas que incrementan los riesgos. “Tenemos la costumbre de calentar los ambientes prendiendo una hornalla o dejando encendido un brasero. Esas son situaciones de riesgo donde se elimina monóxido de carbono”, detalló. Y subrayó: “Si nos vamos del lugar, tenemos que asegurarnos de apagar el fuego y la brasa”.

Otra práctica habitual que Blanco desaconsejó es dormir con estufas o calefactores encendidos: “No dormir con las estufas, calefactores prendidos, ni estufas eléctricas. Los desperfectos técnicos eléctricos también pueden generar situaciones inesperadas”.

El mal uso de hornos eléctricos también fue motivo de advertencia: “No están hechos ni pensados para calefaccionar. Además, si se calienta el plástico, se liberan sustancias tóxicas como el cianuro, que son muy peligrosas”, alertó Blanco.

En ese sentido, la médica insistió en que los accidentes por monóxido “no distinguen sectores sociales”: “No es sólo para la gente de escasos recursos que utiliza un brasero. Todos hemos tenido o tenemos una estufa leña o un fogón. Es una cuestión de costumbre y de falta de conciencia del riesgo que padecemos”.

Finalmente, ante síntomas como mareos o dolor de cabeza, Blanco recomendó: “Lo primero es abrir una ventana y lo segundo es llamar al 911. Aunque parezcan síntomas leves, no todos reaccionamos igual. Hay que consultar siempre”.

Además, recordó la importancia de mantener los artefactos en condiciones y recurrir a personal matriculado para revisar instalaciones eléctricas. “Son pequeñas acciones que pueden salvar vidas”, concluyó.

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